Sunday, July 09, 2006

"Le atropellé por las rodillas: era su vida o la mía"


Últimas horas en La Paz. Abandonó la bombona de oxígeno. Pablo Ares me lleva al aeropuerto de el Alto en su taxi. A 4.500 metros le pidió sacar unas fotos en un mirado espontáneo al revuelto de casa, edificios, chavolas y cerros que conforman la capital política de Bolivia.
-¿No te irás?- Le preguntó al taxista cuando abro la puerta para bajarme. El sonría. Me asegura que es “de fiar”. Tras las fotos comenzamos a hablar de la situación de los taxistas en una de las ciudades más inseguras de Bolivia. “Aquí somos un blanco fácil para los maleantes y rateros”. Pablo tiene 31 años, está soltero y vive con su madre. “Está enferma, sino ya estaría casado y tendría un niño de 10 años”, asegura. En torno al cuello luce una cicatriz. “Intentaron ahorcarme. Eran dos changos. Se montaron en El Alto y en una calle estrecha me enroscaron una cuerda fina en el cuello. Querían ahorcarme, pero soy bueno en las peleas. Solté el volante y empecé a golpear. Me daba igual donde pegaba. Al final corrieron. A uno le seguí y le atropellé. Era su vida o la mía”. A Pablo no le tiembla el pulso. Asegura no estar preparado para la responsabilidad de ser padre, pero por sus ruedas ha pasado ya mucho mundo. Busco entre mis monedas a ver si tengo para propina. No quiero que me siga por el aeropuerto. Silencio. “Le pase por las piernas. No sé si seguirá vivo. El otro escapó. Todos los días desaparecen tres taxistas en La Paz, somos un blanco demasiado fácil. Me agarro al volante como a la vida”.

1 Comments:

Anonymous Arnold said...

Lovely bloog you have here

10:29 AM

 

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